La portada se atribuye a Matías José de Figueroa, o bien a Diego Antonio Díaz. Anteriormente fue sede de la extinta Hermandad de Nuestra Señora de la Antigua y Siete Dolores, que la edificó tras adquirir a los dominicos un viejo patio de caballerizas del convento de San Pablo.
Se concibe a partir de una planta rectangular articulada en una nave cubierta con bóveda de cañón y lunetos. La fachada presenta un paramento avitolado, destacando la portada, con un gran moldurón que se pliega en los ángulos. En el ático tiene una triple hornacina con pinturas murales.